Quince aáos que he dejado
mi barrio abandonado,
corriendo por las calles
de un mundo de quimeras.
Quince aáos que se han ido,
mas yo no me he olvidado
de vos, barrio testigo,
de aquellas primaveras.
Cruzando por tus calles
camino emocionado,
ya no te queda nada
del viejo malecón.
Tan sólo como velorio
de todo tu pasado,
ahí queda haciendo guardia
tu antiguo bodegón.
Ya no está la que ayer
esperaba mi pasada.
Su balcón se cerró
y está triste la barriada.
Y ese amor
jamás podré olvidar,
muchachos, apesar
del tiempo que pasó.
Hoy no está,
mas vuelvo a su balcón
y a quién has de evocar
mi corazón.
Quisiera ser muchacho
volver a lo que era,
tener la misma pinta
de cuando dije adiós.
Me siento triste y viejo
y pienso, si pudiera,
romperle las agujas,
la vida es un reloj.