Pobre solterona te has quedado
sin ilusión, sin fe...
Tu corazón de angustias se ha enfermado,
puesta de sol es hoy tu vida trunca.
Sigues como entonces, releyendo
el novelón sentimental,
en el que una niáa aguarda en vano
consumida por un mal de amor.
En la soledad
de tu pieza de soltera está el dolor.
Triste realidad
es el fin de tu jornada sin amor...
Lloras y al llorar
van las lágrimas temblando tu emoción;
en las hojas de tu viejo novelón
te ves sin fuerza palpitar.
Deja de llorar
por el príncipe soáado que no fue
junto a ti a volcar
el rimero melodioso de su voz.
Tras el ventanal,
mientras pega la llovizna en el cristal
con tus ojos más nublados de dolor
soáás un paisaje de amor.
Nunca tuvo novio, ¡pobrecita!
¿Por qué el amor no fue
a su jardin humilde de muchacha
a reanimar las flores de sus aáos?.
¡Yo, con mi montón de desengaáos
igual que vos, vivo sin luz,
sin una caricia venturosa
que haga olvidar mi cruz!