Y como le iba contando:
no cualquiera sabe, amigo,
decirle lo que es un tango.
Hay que escucharlo viviendo,
escondido entre las sombras,
así... ¡como vivo yo!...
Lejos de mi Buenos Aires,
solo... a veces ni fumando,
con el triste pensamiento
de sentirme perseguido
por esa estrella tan mala
que siempre me castigó.
Sin escuchar ni el rezongo
de esa pobre mujer buena,
de esa santa que es mi madre,
y que se quedó llorando
la noche que la dejé,
y que hoy, cuando pienso en ella,
más honda se hace mi pena...
¿Y sabe por qué, mi amigo?
¡Porque hay algo que me dice,
que no vive... ¡que se fue!...
Y como le iba contando,
no cualquiera sabe, amigo,
decirle lo que es un tango.
Sólo lo siente aquel hombre
que está viviendo apenado,
como estoy viviendo yo
por estos pagos extraáos,
donde me encuentro pensando
en esta vida que llevo,
de amargura y penitencia
y de puro sobresalto,
¡que el diablo me regaló!...
Y como le iba contando,
¡sólo así se siente un tango!