Una cosa digo
si su señoria me permitiera
y se guardara de momento
su manual en la mollera.
Si ha venido al mundo
alguien para algo, no soy yo;
pero guardo la costumbre
de cantar por donde voy.
Yo he venido por caminos
donde se gasta la noche,
donde la Luna y el vino
se festejan con desorden.
Y he aprendido lo que sé,
que si no es mucho, es suficiente
para tomar cada dia
lo que al cabo me contente.
Apurado y presuroso
solamente voy de paso,
como pasan por el bosque
los senderos intrincados.
Por las tierras altas
y las sólidas colinas,
por mis cortas barbas,
si no me placen las vistas.
Debi ser hijo de halcones
y morar cumbres y cimas,
y avistar a los viajeros
en pie como las encinas.
Pero no soy sino un diablo
al que no le preguntaron,
como asi ocurrió con todos,
ya me estoy acostumbrando.
A las restricciones
de mi humana condición,
y a un mañoso nombre,
el de animal superior.
Yo que no soy emisario
ni de nombres, ni de suertes,
ni señor del habitat
de lo que atrapo con los dientes.
Mas de una vez me he marchado
aventurero y errabundo,
como tantos que se fueron
porque ya no creen al mundo.
Apurado y presuroso,
solamente voy de paso,
como van contando historias
los juglares y los bardos.
Cuando mi canción se afloja,
cuando me detengo el paso,
no voy dejando la ruta,
sólo me tiro un descanso.
Fue hay dias para andar sin pausa
y hay dias que se nos detienen,
yo me repongo estos dias
para todos los que vienen.
Me gusta el azul del cielo,
el aire helado y me asombra
la luz que me deja ciego
y siempre me guardó una sombra.
Para otoño, cuando el bosque
se ha alfombrado de oropel,
y el aroma de madera
se hace del atardecer.
Soy cigarra cancionera
que aun se burla de la hormiga,
soy un gusano de tierra,
pujante y lleno de vida.
Seran los paisajes ricos
o la tarde con sus gamas,
que los versos rinden probos
y entretienen en la marcha.
Y ajustandose a mi paso
y al camino que al fin falta,
los cantares se me llegan
como cumplen las distancias.
Apurado y presuroso,
solamente voy de paso,
como pasan por el bosque
los senderos intrincados.
Como van contando historias
los juglares y los bardos;
como pasan en otoño
los peregrinos gusanos.