Las calles y mis manos son láminas de hielo.
Te busco perdido por San Telmo,
colgado de los cables que unen los tejados.
La lluvia cae como una vieja canción de los Stones,
como el ángel que empujaron de un avión.
Y siempre es jueves en la Plaza de Mayo.
Te busco tras el vaho de un cristal del colectivo
y, en la cena, los malvados de mis amigos
me preguntan una y otra vez por ti.
Y caen los rostros en los charcos de Corrientes,
bajo hojas secas guarda sus sue-os la gente.
Y en la tormenta, senadores que escapan,
cristales rotos frente a la Casa Rosada.
Los autos pasan lentos como una manada de elefantes,
en lo oscuro una mujer me ofrece mate
y Charlie salta por mí desde un rascacielos.
Hoy Boca gana y una joven que me recuerda a ti
hace las maletas. El FMI te desnuda en el peor invierno.
Hoy te he dejado grabada esta ciudad en el contestador.
De fondo se oye, cada día canta mejor,
siglo veinte, cambalache, problemático y febril.
Y una canción de los Redondos tarareas.
Hoy iré al río, a que me cubra la marea.
Mafalda juega a la guerra nuclear.
Iré a San Telmo, hoy te tengo que encontrar.