Es hora de aprender a ser
mÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂás desapasionada;
por la boca muere el pez
y yo, entre tus pestaÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂñas.
MiÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂénteme, tatÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂðame
con tu nombre la piel del alma.
Pon tus manos otra vez
entre las mÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂas, ven
y dime que me amas.
Pon tus labios como ayer,
junto a mi oÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂdo, ven
y dime que me amas.
Todo lo que quiero ser
es una gran Diana,
para que puedas poner
tus ojos esmeralda.
En los mÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂos clÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂávate,
dame todo lo que me falta.
Pon tus manos otra vez
entre las mÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂas, ven
y dime que me amas.
Pon tus labios como ayer
junto a mi oÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂdo, ven
y dime que no hay ninguna
estrella con mÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂás luz
en esta noche bella
que la que encenderemos juntos.
Pon tus manos