Al fin, una pulmonía
Mató a Don Guido y están
Las campanas todo el día
Doblando por él, din, dan
Murió Don Guido, un señor
De mozo, muy jaranero
Muy galán y algo torero
De viejo, gran rezador
Dicen que tuvo un serrallo
Este señor de Sevilla
Que era diestro en manejar el caballo
Y un maestro en refrescar manzanilla
Cuando mermó su riqueza, era su monomanía
Pensar que pensar debía en asentar la cabeza
Y asentóla de una manera española
Que fue a casarse con una doncella de gran fortuna
Y repintar sus blasones
Hablar de las tradiciones
De su casa a escándalos y amoríos
Poner tasa sordina a sus desvaríos
Gran pagano, se hizo hermano
De una santa cofradía
El jueves Santo salía
Llevando un cirio en la mano
Aquel trueno
Vestido de nazareno
Hoy nos dice la campana que han de llevarse mañana
Al buen Don Guido muy serio, camino del cementerio
Tu amor a los alamares y a las sedas, y a los oros
Y a la sangre de los toros y al humo de los altares
¡Oh, fin de una aristocracia!
La barba canosa y lacia
Sobre el pecho, metido en tosco sayal
Las yertas manos en cruz
Tan formal el caballero Andaluz