Cuando, la tarde tiende su manto triste...
cuando el silencio viste mi soledad
me envuelven los fantasmas de los recuerdos
¡encierro en que me pierdo porque no estás!
Después... un coro extraáo de voces muertas
golpean a las puertas del corazón...
y el pobre que ni late de tan enfermo
se aturde en mil infiernos... ¡igual que yo!
¡Llueve,
y en medio de mi desvarío
te buscan estos ojos míos...
y entre la lluvia pasas tú!
¡Tiemblas,
y entre tus manos adorados
llevas un corazón despedazado...
¡y es el mío!
Llueve,
sobre mi amor desventurado...
sobre mi tránico pasado...
¡sobre mi muerta juventud!
Castiqo grande el mío de andar penando...
los ojos esperando, ¡muda la voz!
Llenándose de sombras mi pensamiento...
y este remordimiento fatal... ¡atroz!
Cuando la tarde tiene su manto triste...
cuando el silencio viste mi soledad,
un raro pesimismo mi fe quebranta...
y es mi tristeza tanta porque no estás!