Era una tarde de primavera, cuando los rayos del sol morían, llegó a las rejas de mí ventana, una paloma que así decía. Soy mensajera crucé los mares, cansada vengo rendida y triste, a tí te traigo malas noticias, de unos amores que ya perdiste. Vuelve paloma, vuelve le dije, pues anda y dile que yo le envío, muchos abrazos y muchos besos, tiernos suspiros del pecho mío. Pasó el verano, llegó el invierno, cuando una tarde nublada y fría, llegó a las rejas de mí ventana, una paloma que así decía. Perdón me dijo para la ingrata, que de esa forma se olvida leve, ocultó el pico bajo de una ala, y cayó muerta sobre la nieve.