Este peón sufría una rabia infernal
Muchos dorsos no dudó en apalear
¡Y qué mala costumbre tenía!
Jamás nada con nadie compartía
Siempre que alrededor de la hoguera
Con otros peones se reunía
Un asadito ensartaba sin demora
Hasta que la boca agua se les hacía
Pero mientras que la carne se asaba
Meticulosamente en la chicha escupía
Para desganar a la compañía
A todos con empuje advertía
Yo en el asado suelo salivar
Y si alguien se dispone a protestar
Que venga acá, yo lo aplasto
Y en el pecho, en el pecho...
¡En el pecho me lo voy a untar!
Hasta que un mulato se enfadara
¡Pucha, basta de estas cochinadas!
Decidió quitarle a piñas y trompadas
Al peón su rutina depravada
Y cuando otra vez a punto estaba
De manchar con escupitajos la cena
Le gritó: ¡Más saliva no vas a echar!
¡Guarro, de babear acabas de terminar!
¡Ahora sangre escupirás en vez de babas!
¡Tras tus dientes la vas a gargajear!
¡Como gusano te serpentearás!
¡Cuando te pise las costillas!
De pronto se le abalanzó
Y muy mal lo pasó el peón
El mulato primero lo aplastó
Y luego en el pecho, en el pecho...
¡En el pecho se lo untó!
De esa costumbre maldita
El peón desde entonces se curó
Huyó y no volvió a las casas
En un cicutal se metió
No regresó a la hoguera
Se metió en el cicutal
Y allí entre matas escondido
Así pasó, así pasó...
Pasó esa noche sin cenar