Sobre mis párpados vela el gallo de la madrugada,
sobre el péndulo que la vigilia mueve. Tus rotundas palabras, tu cortante gesto, son el gélido viento que silba por las rendijas de mi pensamiento. Y es tan grande la tristeza que hoy siento...
Aléjate espejismo del amor eterno, sólo eres literaria veleidad. Ni al peregrino das posada,
ni al sediento agua, ni al que ansía saber muestras la verdad.
Detesto el tiempo, la ansiedad lamento. Descansar sólo quiero, junto al calor del fuego. Me amarro al momento y lo único que poseo, con los hombres azules irme al azul desierto.
Es lo que hoy deseo, y a tí te deseo que de cascabeles, pífanos y timbales se alegre tu camino,
que nunca te sea adverso el destino, que encuentres en tu vida amigos diáfanos y entretenidos.
Sobre mis párpados velas, frágil ave de la madrugada, eres péndulo que en la vigilia hiere.
Tus cortantes palabras, tu rotundo gesto, son el gélido viento que silba por las rendijas de mi pensamiento. Y es tan honda la nostalgia que hoy siento...
Aléjate espejismo del amor eterno, sólo eres literaria veleidad. Ni al peregrino das posada,
ni al sediento agua, ni al que ansía saber muestras la verdad.
Detesto el tiempo, la ansiedad lamento. Descansar sólo quiero, junto al calor del fuego. Me amarro al momento y lo único que poseo, con los hombres azules irme al azul desierto.
Es lo que hoy deseo, y a tí te deseo que encuentres tu camino. Es lo que hoy te deseo y lo que hoy te escribo.