Con un vestido de papelillo de filigrana, festoneado de farolillos de falsa plata, te vi bailando zorongo comiendo almendras. Con la mirada ausente, prendida de las estrellas. ¿Qué turba tu paz?, ¿qué rompe tu armonía? Que quiero alegrar tu noche con esta simple fantasía.
Niáa Candela, panal de abejas, que quiero velas de humo dulce que tenue se dibuje en tus cejas. Volar contigo sobre las calles, monte Carmelo, como herrerillos que nunca se han de posar en el suelo.
En esta noche, de brisa suave de Mayo amansa, la orquesta arranca sonar fanfarria y alegre parla.
Te veo bailando, Candela. Volando vas prendido el talle, con la mirada en llamas, colgada del aspirante. Se alumbra tu faz, revive, lustra, enciende. Él puede pirrar tu noche, que con cuidados, la flor florece.
Niáa Candela, frontil de avispas, que quiero velas de humo dulce que tenue redibuje tus esquinas.
Volar contigo sobre las calles, barrio Carmelo, de abejarugos que nunca habrán de cesar en su vuelo.