En la calle del silencio número uno el Pay Pay abre sus puertas irreverentes a la hora en que hacen los grises su último turno cuando ya no hay por la calle nadie decente. En la sala el humo indocil lo envuelve todo caballeros disfrazados de vividores marineros que hasta el puerto como a otros muchos vienen buscando el calor que dan los amores. Sobre el escenario ya se anuncia el primer nombre y entre lentejuelas y plumas de cabaret tras la piel los huesos y la garganta de un hombre canta un corazón y un alma rota de mujer. La reina del Pay Pay busco su nombre en la ironía reina del Pay Pay de noche, triste fantasma de día. Canta Canta No te calles pobre loca Que la lirio es aun más triste cuando sale de tu boca Canta, Canta, nunca pares de cantar que si te callas se calla que si te callas se calla se calla ... la libertad. En un sucio camerino se desmaquilla, las bombillas del espejo alumbran su suerte además de la mujer que le dio la ida no hubo amores que a su amor correspondiesen. Sobre el escenario queda claro cada noche la gran valentíia que hay detrás de una mujer, y al verlo llorar descubren a su vez los hombres que dentro de un hombre hay siempre un trozo de mujer. La reina del Pay Pay busco su nombre en la ironía reina del Pay Pay de noche, triste fantasma de día. Canta Canta no te calles canta que los ojos son más verdes si salen de tu garganta. Canta, Canta nunca pares de canta que si te callas se calla que si te callas se calla... Canta, Canta que tu canción es tu lucha y la bien paga se rinde, a tus pies cuando te escucha. Canta, Canta nunca pares de cantar que si te callas que si te callas se calla ... la libertad.