Admiro a la belleza, pero en voz baja
El grito no impresiona a la eternidad
Las flores más bonitas son las del desierto
Pues pintan de colores su soledad
Lo que no se olvida es lo que nunca muere
Y el que no perdona, nunca amará
Quien apaga un cigarrillo en un charco en sangre
Por su indiferencia se condenar
No hay que temer a lo desconocido
No te asuste lo que aún hay que hacer
Que si tú vas, compay, compay, ahí yo voy contigo
Camino que nos lleva, que nos trae también